Nunca fui una gran seguidora, no tengo todos su discos, no reconozco muchas de sus canciones. Como amante de la música en directo, del espectáculo y del rock&roll tenía una espinita clavada con el bueno de Bruce, y cada vez que intenté asistir a uno de sus conciertos la masa de incondicionales ya había arrasado con las localidades hasta colgar el cartel de agotadas. Y yo me preguntaba: ¿será para tanto?
Ahora lo entiendo.
El pasado 30 de julio viví 3 horas y cuarto de ininterrumpido rock&roll. Springsteen y la E Street Band pusieron la música y los más de 30.000 espectadores el ruido. El escenario, perfectamente iluminado y dispuesto para ser disfrutado desde cualquier flanco del estadio Les Foietes.
Bruce... todo un profesional, en plena forma, su sello su voz, cercano, elegante, simpático, payaso, un puto crack. Que el apodo que acuñara su banda por ser buen jefe trascendiera a la historia es incuestionable, él es "The Boss".
A pesar de las horas que duró el concierto, se me hizo corto. Mis pies no dejaron de moverse, no pararon como el continuo desfile de canciones que no hacían pausa entre acordes. El ambiente entre los seguidores inmejorable "te invito a cerveza-gracias-dáselas a Bruce!", y además tuve la suerte de ir en el equipo ganador. Shak it up baby now!
En definitiva, ha nacido una nueva fan, ¿cuándo es el próximo?
Bruce, Bruce, Bruce!