martes, 28 de abril de 2009

Amalia la serena


A escasos 200 metros de casa, y fuera del alcance de los monos amarillos he conocido a Amalia, la serena. Empezó nuestra conversación con un buenas noches, pero enseguida reconocí en su amable sonrisa ganas de conversar. Tu cara me es muy familiar, le he dicho. Amalia ronda por mi barrio, me ha dado su tarjeta y me ha explicado sus funciones como serena. Gratuitamente, acompaña a las personas a sus casas, incluso recoge las recetas de los ancianos y las intercambia en las farmacias de guardia. Apunta los desperfectos de las calles; adoquines rotos, farolas fundidas, cabinas que no funcionan y después lo notifica al ayuntamiento.
Amalia ronda los 50, es bajita, pelo corto y claro, y fuma con boquilla. Nos hemos echado un cigarro y me ha contado sobre ella. Antes fue marchante de joyas, conserje, y varias cosas más. Lleva 6 meses rondando el centro de Murcia, desde las 00.00 hasta las 5.00, pasea sin miedo por las calles, sin más protección que una radio conectada a la central y a la policía. Pero ella no es miedosa, le gusta pasear en la noche tranquila, y sabe que aun puede correr si se le da el caso.
Estoy deseando volver a cruzarme con la amable sonrisa de Amalia y su serenidad.

jueves, 16 de abril de 2009

10 cosicas que me gustan

...sencillamente

  1. El olor del café recién molido

  2. Comenzar a leer el periódico por la contraportada

  3. Escuchar mi música bien alta, en el coche, ventanilla abajo, con un cigarro

  4. Recibir el correo que espero

  5. El azahar que inunda Murcia en primavera

  6. La sonrisa sincera, desconocida o no

  7. La llamada de un amigo para cualquier plan

  8. Robar jazmines de las terrazas

  9. Los regalos porque sí

  10. Las coincidencias

domingo, 12 de abril de 2009

Su turno


Ella no aparta su mirada de la caja registradora, a penas para dar el cambio y dar un escueto “gracias”. Pensaba en su gato y la lata de pequeño gourmet que le llevaría esa noche. Visualizaba la película que alquilaría en ficciones y en la sopa instantánea que tomaría bajo una manta. “Su cambio, gracias”.

Él se ha levantado decidido a intentarlo, es tímido, mucho, pero es ahora o nunca. Hace la cola en su caja habitual, la excusa…unos pañuelos de papel. La observa abstraída como siempre en sus cuentas, está nervioso, tiene preparado todo un discurso, es su turno.

Cuando ella alargó el brazo para ofrecerle el cambio, cogió su mano entre las suyas, la miró a los ojos y la hizo despertar de su coma social. Quiso decirle todo lo que había pensado, pero fue directo, y sin reparos exclamó “quisiera verte después, cuándo puedo verte?”. No soltaba su mano llena de monedas, pero ella no dijo nada... terminó por aceptarle el cambio y se marchó.

Ella que es tímida, mucho, tiene preparada una respuesta para cuando vuelva... no deja de pensar en ese momento.

domingo, 5 de abril de 2009

Aullidos



Me desperté sollozando, los seguía escuchando aun con los ojos abiertos, pregunté al resto de la habitación si alguien más los escuchaba, pero todos dormían. Estaba en Berlín, en una zona residencial, no era posible, me tranquilicé y me rendí al sueño.
10 años después los volví a escuchar, esta vez a campo abierto, en una tienda de campaña y la posibilidad era más pausible... me incorporé agitada, desperté a mi pareja y le pregunté si los escuchaba, pero entre bostezos me susurró que no, que volviera a su lado.
Aún me pregunto de qué me querían advertir...


He leído que soñar con los aullidos de un lobo, puede tener dos tipos de significado.
El de advertencia, contra amigos poco escrupulosos que en realidad son enemigos solapados, cautelosos y traidores, de los que no podemos esperar piedad ni compasión.
El otro es bello, ya que el lobo con su aullido hace saber al que lo escucha que es libre, que está triste pero vivo.
Yo me quedo con el más bello.